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El Tejido de la Abuela

Doña Aurora y Manuel se habían quedado solos después de que los padres de Manuel, sobrinos lejanos de Doña Aurora , habían muerto en un accidente de la carretera. Élla anciana, de mal caracter, enérgica y poco comprensible a los problemas psicológicos de su pariente lejano.

(Ruidos de Televisión)

Doña Aurora: Manuel, Manuel ¿donde estas?. Ah! De seguro que ya estas metido viendo peliculas malas en la televisión. Manuel, te estoy hablando que no me oyes. Pero donde te vea te voy a surtir a golpes, maldita sea la hora en que te recogí. ¿Por qué no te mataste junto con tus padres? ¡Maldito enfermo!

Manuel vivía metido en una mentalidad infantil, ya que debido a la muerte de sus padres sufrio de un fuerte shock emocional que lo llevo a punto de la esquizofrenia, él, ante los constantes maltratos de aquella mujer, prefería estar lejos de ella.

Manuel: Esa vieja no me deja en paz, un día, un día la voy a matar. ¡Sí! La voy a matar con las agujas de sus tejidos. Ja ja ja ja.

(Ruido de Noticieros Televisa)

Doña Aurora: Manuel, ah aqui estas maldito enfermo. Deja de estar viendo la tele y ponte a hacer algo de provecho. Pero mira que estoy cansada de ti, me tienes harta. ¿Por qué no mejor te largas y me dejas sola? Estoy mejor sola que contigo. ¡Lárgate! ¡Vete de esta casa! ¡Pero córrele! No te quedes parado ahi como menso nomás viendome.¡¡¡Óraleee!!!

Manuel: YA DEJAME EN PAZ!!! (le avienta una botella) ¡Déjame en paz, la odio... la odio!!!

Doña Aurora no esperaba la reacción de Manuel, quien se abalanzó sobre ella y comenzó a golpearla hasta el cansancio. Le quitó de sus manos las agujas de tejido que ella llevaba y se las enterró en el pecho provocandole la muerte.

(Canción Triste)

Los años han pasado, ahora Manuel se encuentra en un hospital psiquiatrico. Está solo. Encerrado en una habitación de alta seguridad y amarrado con una camisa de fuerza. Era de extrañarse que solo una vez al año, esto cumpliendose un año más de la muerte de aquélla mujer, era cuando Manuel se ponía bastante mal.

Manuel: Nooo!!! Nooo!!! ¡Yo la maté, usted esta muerta! ¡Usted era mala, era mala conmigo! ¡Por eso la maté! ¡Ahora quiere matarme, ahora quiere matarme!!!!

Doña Aurora: ¡Manuel, Manuel, Vengo por tí! Chamaco desgraciado, pero mira lo que me hiciste. ¡Manuel, ven, VEN!

Desde la obscuridad de uno de los pasillos, se parecía escuchar la voz de aquella mujer.

Manuel: ¡Auxilio, Ayudenme! ¡Auxilio, es doña Aurora, viene a matarme! (Continua gritando)

A pesar de sus súplicas, nadie acudía en su ayuda. Los médicos y guardias del hospital decían que esto era parte de sus alucinaciones.

Doña Aurora: Manuel, he venido por ti.

El espectro de aquélla mujer entro al cuarto de seguridad donde se encontraba Manuel. Al tenerlo de frente se abalanzó sobre él.

Manuel: ¡No por favor, no, ayudenme! ¡Aj ah!

No fue si no hasta la mañana siguiente cuando una de las enfermeras llevaba el desayuno de Manuel, que descubrieron algo terrorífico.

(Grito de una mujer)

El cuerpo de Manuel yacía inerte sin vida con los ojos desorbitados con una expresión de terror en su rostro. Todo era explicable: Sus alucinaciones y sus gritos, pero... ¿su muerte? Lo que nunca se explicaron fue como llegaron unas agujas plateadas de tejer a esa habitación, y menos cuando descubrieron que eran las mismas agujas con las que Manuel había asesinado a Doña Aurora años atrás. Ahora, esas mismas agujas, habían dado muerte a Manuel...

ENTERRADAS, EN SU PECHO

Radio Difusión, viviendo el día de muertos.