—Hay, ahora sí, esta es la calle 5 de febrero. Esta es la casa muchachos.
—¿Qué? ¿Aquí nos vamos a quedar?
—Esto esta que da miedo, ni siquiera hay luz.
—¿QUÉ HACEN AQUÍ?
Ahhhhhhh!!!!
—¿Qué hacen aquí?
—Dios mio, que susto. ¿Es usted el velador?
—Nos rentaron esta casa por temporada de feria. Venimos de Guadalajara.
—Vaya susto que nos dio y con esta casa tan tenebrosa. Esta de dar miedo.
¿Realmente saben lo que es el miedo? Dejenme encender una vela, tomen haciendo. Voy a contarles una historia...
Hace casi 30 años un niño llamado Jorgito de 7 años de edad frecuentemente era dejado solo en casa por sus padres para atender diversos compromisos. El niño temía quedarse a solas por lo cual sus padres decidieron comprarle un perrito para que le hiciera compañia. Jorgito se sintio más seguro en la soledad de aquella enorme y sombria casona y por las noches dejaba que el perrito se quedara bajo su cama.
Una noche Jorgito escuchó un goteo en el baño de la parte alta que estaba justo sobre su recamara. Cuando tenía miedo sin levantarse Jorgito metía una mano debajo de la cama para que su mascota la lamiera y así sentirse más seguro. El sonido cesó. Apenas consiliaba el sueño cuando volvió aquel goteo. Jorgito dejó que su mascota lamiera su mano otravez, nuevamente silencio. Jorgito durmió, inesperadamente el silencio de la casa se rompio con un goteo más insistente y lúgubre. Jorgito acerco su mano a su perrito otravez, decidio subir a la planta alta , alguna llave de la bañera debia estar mal cerrada.
Bajo de la cama, quiso encender la luz, no había. Llamo a su perrito para que saliera debajo de la cama y lo acompañara. Aquél no respondio a su llamado. Subió las escaleras en penumbras. Llego al baño, abrió la puerta, avanzó, recorrio la cortina de la bañera. Su perrito colgaba del tubo de la regadera, horriblemente mutilado goteando sangre abundantemente, fijada con alfileres al cuerpo del animal y escrita con sangre estaba una nota que decía:
¿Sabes quién ha estado lamiendo tu mano?