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El Tesoro de la Casa Embrujada

La siguiente historia esta basada en hechos verdaderos. Esto que a continuación contaremos es un relato de Esteban, el hermano de Ramiro que en paz descanse. ¡Sentirás Miedo! 

Sucede a diario en muchos hogares de aguascalientes, las leyendas de que los muertos regresan a contarnos sus secretos, lo que muy pocos saben es que siempre piden algo a cambio. El lugar es la habitación de Ramiro, el vive en una de las tantas casonas viejas del antiguo barrio del encino. Estamos a mitad de la madrugada, todo parece una noche normal hasta que...

—¿Que pasa? Maldito despertador pero si apenas son las 4:15 de la mañana. ¡Hey! ¿Quién anda ahí? ¿Eres tu papá?

Apartir de esa noche Ramiro siempre fue sorprendido a la misma hora para ser despertado de la misma manera, hasta que una noche.

—Ya me tienen harto, seas quien seas dime qué quieres, aparecete de una vez.

Una vez que Ramiro tomó el valor y reto al ser que se había negado a aparecer, se dio cuenta que esa no fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Despues de eso ya no pudo hablar, no podía moverse, su cuerpo se sentá pesado como el acero, su respiración se cortaba, un zumbido atacaba sus oidos. En ese momento alcanzó a ver a los pies de la cama algo que lo horrorizó, era la figura de un hombre con una apariencia horrible, con la cara desfigurada que le decía...

Tienes que ayudarme, tienes que ayudarme.

Ramiro no creía lo que estaba viendo y el miedo se apoderó de él.

En esta casa, hay un tesoro enterrado. Es dinero que y robé cuando viví en este lugar, tienes que sacarlo y entregarlo completo a sus dueños para que mi alma, pueda descansar.

Aquel ser de ultratumba dio instrucciones de donde se encontraba el tesoro y a quien lo debería de entregar. Así fue. Ramiro encontró una olla de barro en uno de los muros de su habitación, cargada con varias monedas de oro y joyas entre las que se encontraba una gruesa cadena de oro.

—Mmm, el muerto me dijo que entregará todo lo que se encontraba en la olla, pero que tal que me quedo con esta cadenita de oro. Al fin de cuentas no creo que nadie se percate de que faltó algo, y así pues me hago de una lanita.

Los días pasarón y Ramiro dormía con la cadena de oro en su cuello, tranquilo por haber ayudado a aquel alma en pena. Pero una noche sucedió lo inevitable.

—No puede ser.

Me has desobedecido, mi alma no puede descansar y por eso ahora tendrás que pagar tu atrevimiento. Tú estarás conmigo hasta la eternidad.

Aquel ser se abalanzó contra Ramiro y lo tomó de aquella gruesa cadena que brillaba como el fuego en la obscuridad. Apreto fuerte contra el cuerpo de Ramiro hasta que este dejó de existir. Al día siguiente, uno de los hermanos de Ramiro, el único que sabía de esta historia, enconro a Ramiro sin vida. En su cuello se observaron las marcas de tortura hechas con aquella cadena de oro. Hoy en día el alma en pena se aparece constantemente suplicando que alguien encuentre esa cadena y la entregue a su dueño para que su alma pueda descansar en paz.

Si alguien aparece a los pies de tu cama, pidiendo ayuda, ese puede ser...

¡Tienes que ayudarme!

Radio Universal, Viviendo el día de muertos.