Erika: Mira estas muñecas las traje de casa de mi abuela, la verdad es que ella las quería mucho y al morir no había quien las siguiera cuidando, así que decidí quedarme con ellas.
Erika había invitado a su amiga Paola a pasar la noche con ella, aprovechando que sus padres habían salido. Ella le contaba a su amiga como esas extrañas muñecas de porcelana habían pertenecido a su abuela durante muchos años y como en vida había sido su más grande tesoro.
Paola: oye no te ofendas, pero esas muñecas están de dar miedo, su cara, su sonrisa, no sé hay algo en ellas que no me gusta.
Erika: Huuuy en la noche te van a venir a jalar de los pies.
Paola: ¡¡No hagas eso!! Me espantaste, ya viste ya rompí una de las muñecas, con el golpe le corte la cabeza.
Erika: Jajaja como le tienes miedo a esto, mira, las voy a guardar en el closet bajo llave, para que puedas dormir tranquila y mañana temprano reparamos la que se rompió, total no creo que sea mucho problema pegarle la cabeza ¿No? ahora solo falta que aparezca mi abuelita y te pide que se la pagues.
Esa noche, Erika guardo bajo llave en el closet las muñecas de porcelana de su abuela, entrada la madrugada, cosas raras comenzaron a suceder.
Paola: ¿Erika, Erika, escuchas eso?
Erika: ¿Qué? Ay, no sé, debe de ser algún ratón.
Paola: no sé, mejor prende la luz, el ruido viene dentro del closet.
Ambas niñas: ¡¡AAAAHHH AAAHHH AAAHHH!!
La sorpresa fue terrible, al encender la luz las muñecas de porcelana estaban fuera, tiradas en el piso como si alguien las hubiese sacado de ese lugar.
Paola: yo mejor me largo de aquí.
Erika: calma, espera.
Paola: esto es cosa del diablo.
Erika: no Paola espera.
Paola corrió hacia las escaleras para descender a la planta baja y salir corriendo de esa casa.
Paola: ¡¡¡AAAHHH AAAHHH AAAHHH!!!
Erika: Paola ¡¡CUIDADO!!
Sin darse cuenta y por el miedo con el que corría, Paola tropezó por uno de los escalones y cayó rodando por la escalera, al caer al piso su cabeza tronó al romperse los huesos del cuello. Erika se acercó lentamente y miro con profundo terror la causa del tropiezo de su amiga, en el escalón se encontraba la muñeca de porcelana sin cabeza, que su amiga había roto esa misma noche, y a lo lejos por el pasillo que conduce al patio trasero se escuchaba una risa macabra, al parecer era la risa de su abuela que parecía haber venido a cobrar venganza por lo que habían hecho a sus consentidas muñecas. Y ustedes que me escuchan, ¿Están seguros de que esas muñecas que tienen adornando sus casas, siempre han estado en el mismo lugar donde las dejan una noche anterior?